Varios estudios científicos de universidades de todo el mundo corroboran que el aprendizaje de otros idiomas distintos al materno tiene muchos beneficios, y no sólo eso: la ciencia también ha demostrado que es posible – y tiene grandes ventajas – aprender un idioma sea cual se la edad del estudiante.

Agilidad mental

El desarrollo de la agilidad mental es uno de los principales beneficios en el cerebro al estudiar un nuevo idioma. Así lo pone de manifiesto una investigación publicada en “Annal of Neurology” en la que se realizaron test de inteligencia a varias personas hablantes nativas de inglés, cuando éstos tenían once años y cuando cumplieron 70 años. La principal conclusión de esta investigación fue que la gente que hablaba dos o más idiomas a partir de los 70 años tenía mejores capacidades cognitivas en comparación con las personas que sólo hablaban una lengua.

Otro dato científicamente demostrado respecto a las personas que hablan otro idioma aparte del materno es que son capaces de procesar ciertas palabras más rápido que los monolingües, especialmente cuando un vocablo tiene el mismo significado en los dos idiomas. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio científico que se puede encontrar en ‘Psychological Science’.

Retraso del Alzheimer

Una de las conclusiones más esperanzadoras de aprender nuevos idiomas a las que ha llegado la ciencia es que las personas que hablan dos o más idiomas desarrollarán – en el caso de hacerlo´- el Alzheimer de forma más tardía que las personas que sólo conocen un idioma. Y es que, aunque nadie es inmune a esta enfermedad neurodegenerativa, la ciencia ha demostrado que las personas que aprenden idiomas pueden desarrollarla hasta cinco años más tarde que los monolingües.

Creatividad y resolución de problemas

Una investigación publicada en la revista International Journal of Bilingualism aseguró que los niños bilingües tienen mayor capacidad de resolver los problemas matemáticos, y también son capaces de realizar mejor las tareas que implican creatividad.

También ha sido demostrado científicamente es que esto nos hace ser más creativos porque nos ayuda a experimentar con nuevas palaras y frases. Según revela una investigación publicada por la Fundación DANA, cuando hablamos un segundo idioma estamos obligados a buscar palabras alternativas que nos ayudan a mejorar nuestras habilidades y a resolver problemas de una forma más lógica.

Cerebro y razonamiento

Cuando aprendemos un nuevo idioma, nuestro cerebro sufre cambios físicos muy evidentes y éstos han sido demostrados científicamente en un estudio llevado a cabo en Suecia. A través de la realización de resonancias magnéticas de algunas partes del cerebro asociadas con la memoria (como el hipocampo y la corteza cerebral), se demostró que éstas crecen físicamente cuando se estimulan a través del aprendizaje de un nuevo idioma.

Otro estudio publicado en la revista Child Development apunta que los niños bilingües pueden llegar a ser más rápidos a la hora de cambiar de tarea. En esta investigación un grupo de niños bilingües y monolingües tuvieron que observar imágenes de animales o figuras de colores en una pantalla de ordenador. Cuando a los niños se les pidió que pulsaran un botón para cambiar de las imágenes de animales a las imágenes de colores, se comprobó que los niños bilingües lo hacían más rápido.

Según un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago, las personas que piensan en otra lengua distinta a la lengua materna, tienen más probabilidades de tomar una decisión racional ante cualquier problema. Y es que el pensar en una lengua extranjera nos aporta cierta distancia, lo que nos ayuda a tomar decisiones más deliberadas y menos emocionales.

Beneficios emocionales

Aprender un nuevo idioma tiene también muchos beneficios cognitivos y emocionales, entre ellos, el de mejorar el nivel de tolerancia de las personas. Según un artículo publicado en la revista científica ‘The conversation’, existen dos formas distintas de volvernos más tolerantes. Por un lado, a través de la competencia cultural: cuando aprendemos una nueva lengua abrimos los ojos a otras formas de hacer las cosas, diferentes a la nuestra. Por otro, aprender un nuevo idioma mejora nuestra tolerancia de la ambigüedad, o lo que es lo mismo, aprendemos a adaptarnos a situaciones completamente desconocidas.

Este estudio sostiene que los niños bilingües son en general personas menos estresadas y tienen niveles más bajos de ansiedad, que los niños que sólo hablan un idioma. Asimismo, confirmó que los niños que hablan dos idiomas son menos propensos a entrar en peleas y suelen enfadarse mucho menos.

Fuente: aprendemas.com